La tecnología será el centro de la cadena de suministro

En mayor o menor medida, la crisis de la COVID-19 afecta a todos los sectores industriales. Por demanda y capacidad, Gurelan no ha parado la producción de piezas de zamak, magnesio y plomo para todo tipo de sectores, así como su comercialización y distribución. Sin embargo, el sector industrial debe contemplar un cambio a gran escala en su cadena de suministros global. La solución pasa por la tecnología.

La tecnología será el centro de la cadena de suministro

La pandemia de coronavirus no será la primera - ni la última - perturbación importante en las cadenas de suministro mundiales. Por ejemplo, el devastador tsunami que asoló Japón en 2011 hizo tambalearse a la industria del automóvil durante meses, mientras que las inundaciones ocurridas en Tailandia afectaron a las cadenas de suministro de muchos sectores tecnológicos dependientes de discos duros y componentes electrónicos.

La logística actual: eficaz, pero vulnerable a los cambios

Actualmente, las cadenas de suministros y las plataformas logísticas están altamente desarrolladas y suponen un factor vital para la competitividad de muchas empresas. No obstante, su interdependencia a nivel mundial hace que sean cada vez más vulnerables a todo un abanico de riesgos, dado el creciente número de aspectos sujetos a potenciales fallos, así como un reducido margen de error para afrontar retrasos y perturbaciones del mercado.

Desde hace décadas, los esfuerzos desplegados por empresas como Gurelan para optimizar su cadena de suministro han permitido reducir los costes, disminuir el stock y aumentar la utilización de activos. Sin embargo, en muchas compañías y sectores, la crisis generada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de recuperar esa flexibilidad fundamental para absorber retrasos y acontecimientos extraordinarios.

¿Cómo optimizarán las nuevas tecnologías nuestra cadena de suministro?

Las cadenas de suministro tradicionales pronto cederán el sitio a redes de aprovisionamiento digitales basadas en la tecnología, que permitirán ampliar la visión general de cada compañía a la hora de planificar su cadena logística. De esta manera, la epidemia de coronavirus nos hará avanzar hacia sistemas logísticos con visión integral del proceso, favoreciendo la colaboración, la reactividad, la agilidad y la optimización de recursos.

Los últimos avances en las tecnologías de la información y la comunicación hacen que la evolución de las cadenas de suministro sea más viable que nunca. Tecnologías como el IoT, la computación en nube, las redes 5G, la inteligencia artificial, la impresión 3D y la robótica son herramientas esenciales para implementar con éxito la red digital de suministros del futuro.

¿Cómo planificar una cadena de suministro inteligente?

Las particularidades asociadas a la creación de una red de suministro digital varían de un sector a otro, e incluso de una empresa a otra dentro del mismo campo. Dicho esto, no solo es necesario alinear la red en consonancia con la estrategia comercial establecida, sino que también se debe tener en cuenta a la hora de planificar esta estrategia. De ahora en adelante, la gestión del riesgo será una parte fundamental en el diseño de las nuevas cadenas logísticas, ya que la gestión del riesgo y la continuidad de la actividad también forman parte de una estrategia comercial global.

En este sentido y una vez superemos la pandemia causada por la COVID-19, es probable que asistamos a una repatriación de sectores críticos, a la optimización de las cadenas de suministro mundiales, así como al retorno de varias producciones, como los dispositivos médicos y los productos farmacéuticos. Una dinámica que, a su vez, dará lugar a un cambio a nivel de cada país en cuanto a almacenamiento y logística.

Por ejemplo, el transporte por carretera es responsable del movimiento del 80 % de las mercancías del mundo. Después del coronavirus, también se producirá una mayor diversificación en la distribución, con un uso creciente del ferrocarril o del transporte intermodal para reducir la dependencia exclusiva del transporte por carretera.